martes, 28 de enero de 2014

El recurrido (y cansino) tema de la “crisis” en el matrimonio de los príncipes

Parece que a la declaración de la Infanta Cristina el próximo mes de febrero como imputada dentro del Caso Nóos le ha salido competencia en la prensa. La supuesta crisis de los príncipes de Asturias en su matrimonio se ha convertido desde este verano, de manera interrumpida, eso sí, en el gran protagonista de las páginas de opinión de los periódicos nacionales. 


A todo lo llamamos crisis hoy en día. Si la princesa sale a un concierto con sus amigas, crisis; si el príncipe esquía con sus amigos, crisis. Crisis, bajo mi punto de vista, es que periodistas de renombre escriban páginas y páginas sobre un rumor.

Según apunta gran parte de los expertos de este país sobre casas reales, los príncipes de Asturias estarían atravesando una grave crisis matrimonial que les conduciría más pronto que tarde a una separación, o como lo llaman en Zarzuela, a un “cese de la convivencia”.


Aunque muchas son las causas abordadas en las páginas y páginas ocupadas con este rumor, que no noticia, una es la que predomina: Letizia. Sí, sí, la princesa en todos los aspectos de su existencia.

Unos apuntan a su vida fuera de palacio (es una persona normal, lo lógico es que se relacione), otros a que está harta del encorsetamiento de su vida como princesa, otros hasta sospechan de una posible infidelidad... En fin, de todo con tal de convertir todo en un circo mediático, total, nadie en palacio desmiente nada nunca.



El último en apuntarse al carro de Las maldades de Letizia - Capítulo 357 es Raúl del Pozo, quien citando a una política madrileña (¿quién será?) expone todos y cada uno de los encontronazos que ha habido entre los príncipes en los últimos meses, y que, sin haberlos presenciado él, no hacen más que destinar a la princesa al fuego eterno de todos aquellos que no la pueden ni ver.

Este es un ejemplo de la simpatía que el periodista del El Mundo dedica a Letizia en su “artículo” de hoy:

“Asturiana, rebelde y ambiciosa, menospreciada por el Rey y las Infantas, se negó, e hizo bien, a continuar la historia masoquista de las reinas de España. Sigue siendo hermosa, es decir, peligrosa, pero debiera saber que su vida privada es una crónica en los teléfonos móviles y que su matrimonio puede tronar por los aires.”

(Podéis leer aquí el artículo completo.)

Esto sí es una crisis. No hace falta añadir nada más. 

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